Científico inglés (Woolsthorpe, Lincolnshire, 1642 -
Londres, 1727). Hijo póstumo y prematuro, su madre preparó para él un
destino de granjero; pero finalmente se convenció del talento del
muchacho y le envió a la Universidad de Cambridge, en donde hubo de
trabajar para pagarse los estudios. Allí Newton no destacó
especialmente, pero asimiló los conocimientos y principios científicos
de mediados del siglo XVII, con las innovaciones introducidas por Galileo, Bacon, Descartes, Kepler y otros.
Tras su graduación en 1665, Isaac Newton se
orientó hacia la investigación en Física y Matemáticas, con tal acierto
que a los 29 años ya había formulado teorías que señalarían el camino de
la ciencia moderna hasta el siglo XX; por entonces ya había obtenido
una cátedra en su universidad (1669).
Suele considerarse a Isaac Newton uno de los
protagonistas principales de la llamada «Revolución científica» del
siglo XVII y, en cualquier caso, el padre de la mecánica moderna. No
obstante, siempre fue remiso a dar publicidad a sus descubrimientos,
razón por la que muchos de ellos se conocieron con años de retraso.
Newton coincidió con Leibniz
en el descubrimiento del cálculo integral, que contribuiría a una
profunda renovación de las Matemáticas; también formuló el teorema del
binomio (binomio de Newton). Pero sus aportaciones esenciales se produjeron en el terreno de la Física.
Sus primeras investigaciones giraron en torno a
la óptica: explicando la composición de la luz blanca como mezcla de los
colores del arco iris, Isaac Newton formuló una teoría sobre la
naturaleza corpuscular de la luz y diseñó en 1668 el primer telescopio
de reflector, del tipo de los que se usan actualmente en la mayoría de
los observatorios astronómicos; más tarde recogió su visión de esta
materia en la obra Óptica (1703).
También
trabajó en otras áreas, como la termodinámica y la acústica; pero su
lugar en la historia de la ciencia se lo debe sobre todo a su
refundación de la mecánica. En su obra más importante, Principios matemáticos de la filosofía natural (1687),
formuló rigurosamente las tres leyes fundamentales del movimiento: la
primera ley de Newton o ley de la inercia, según la cual todo cuerpo
permanece en reposo o en movimiento rectilíneo uniforme si no actúa
sobre él ninguna fuerza; la segunda o principio fundamental de la
dinámica, según el cual la aceleración que experimenta un cuerpo es
igual a la fuerza ejercida sobre él dividida por su masa; y la tercera,
que explica que por cada fuerza o acción ejercida sobre un cuerpo existe
una reacción igual de sentido contrario.
De estas tres leyes dedujo una cuarta, que es la más
conocida: la ley de la gravedad, que según la leyenda le fue sugerida
por la observación de la caída de una manzana del árbol. Descubrió que
la fuerza de atracción entre la Tierra y la Luna era directamente
proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al
cuadrado de la distancia que las separa, calculándose dicha fuerza
mediante el producto de ese cociente por una constante G; al extender ese principio general a todos los cuerpos del Universo lo convirtió en la ley de gravitación universal.
La
mayor parte de estas ideas circulaban ya en el ambiente científico de
la época; pero Newton les dio el carácter sistemático de una teoría
general, capaz de sustentar la concepción científica del Universo
durante varios siglos. Hasta que terminó su trabajo científico
propiamente dicho (hacia 1693), Newton se dedicó a aplicar sus
principios generales a la resolución de problemas concretos, como la
predicción de la posición exacta de los cuerpos celestes, convirtiéndose
en el mayor astrónomo del siglo. Sobre todos estos temas mantuvo agrios
debates con otros científicos (como Halley, Hooker, Leibniz o
Flamsteed), en los que encajó mal las críticas y se mostró
extremadamente celoso de sus posiciones.
Como profesor de Cambridge, Newton se enfrentó a los abusos de Jacobo II
contra la universidad, lo cual le llevó a aceptar un escaño en el
Parlamento surgido de la «Gloriosa Revolución» (1689-90). En 1696 el
régimen le nombró director de la Casa de la Moneda, buscando en él un
administrador inteligente y honrado para poner coto a las
falsificaciones. Volvería a representar a su universidad en el
Parlamento en 1701. En 1703 fue nombrado presidente de la Royal Society de Londres. Y en 1705 culminó la ascensión de su prestigio al ser nombrado caballero.
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