Fuente: biografiasyvidas.com
Antoine Laurent de Lavoisier (París, 1743 - id., 1794) Químico
francés, padre de la química moderna. Orientado por su familia en un principio
a seguir la carrera de derecho, Antoine-Laurent de Lavoisier recibió una
magnífica educación en el Collège Mazarino, en donde adquirió no sólo buenos
fundamentos en materia científica, sino también una sólida formación
humanística.
Lavoisier ingresó luego en la facultad
de derecho de París, donde se graduó en 1764, por más que en esta época su
actividad se orientó sobre todo hacia la investigación científica. En 1766
recibió la medalla de oro de la
Academia de Ciencias francesa por un ensayo sobre el mejor
método de alumbrado público para grandes poblaciones. Con el geólogo J.E.
Guettard, confeccionó un atlas mineralógico de Francia. En 1768 presentó una
serie de artículos sobre análisis de muestras de agua, y fue admitido en la Academia, de la que fue
director en 1785 y tesorero en 1791.
Su esposa, Marie Paulze, con quien se
casó en 1771, fue además su más estrecha colaboradora, e incluso tradujo al
inglés los artículos redactados por su esposo. Un año antes, éste se había
ganado una merecida reputación entre la comunidad científica de la época al
demostrar la falsedad de la antigua idea, sostenida incluso por Robert Boyle,
de que el agua podía ser convertida en tierra mediante sucesivas destilaciones.
La especulación acerca de la
naturaleza de los cuatro elementos tradicionales (aire, agua, tierra y fuego)
llevó a Lavoisier a emprender una serie de investigaciones sobre el papel
desempeñado por el aire en las reacciones de combustión. Presentó a la Academia los resultados
de su investigación en 1772, e hizo hincapié en el hecho de que cuando se
queman el azufre o el fósforo, éstos ganan peso por absorber «aire», mientras
que el plomo metálico formado tras calentar el plomo mineral lo pierde por
haber perdido «aire». A partir de los trabajos de Priestley, acertó a
distinguir entre un «aire» que no se combina tras la combustión o calcinación
(el nitrógeno) y otro que sí lo hace, al que denominó oxígeno (productor de
ácido).
Los resultados cuantitativos y demás
evidencias que obtuvo Lavoisier se oponían a la teoría del flogisto, aceptada
incluso por Priestley, según la cual una sustancia hipotética -el flogisto- era
la que se liberaba o se adquiría en los procesos de combustión de las sustancias.
Lavoisier publicó en 1786 una brillante refutación de dicha teoría, que logró
persuadir a gran parte de la comunidad científica del momento, en especial la
francesa; en 1787 se publicó el Méthode de nomenclature chimique, bajo la
influencia de las ideas de Lavoisier, en el que se clasificaron y denominaron
los elementos y compuestos entonces conocidos.
En 1789, en colaboración con otros
científicos fundó Annales de Chimie, publicación monográfica dedicada a la
nueva química. La expansión de la doctrina defendida por Lavoisier se vio
favorecida con la publicación en 1789 de su obra Tratado elemental de química.
De este libro, que contiene una concisa exposición de su labor, cabe destacar
la formulación de un primer enunciado de la ley de la conservación de la
materia.
También efectuó investigaciones sobre
la fermentación y sobre la respiración animal. De los resultados obtenidos tras
estudiar el intercambio de gases durante el proceso de respiración, en una
serie de experimentos pioneros en el campo de la bioquímica, concluyó que la
respiración es un tipo de reacción de oxidación similar a la combustión del
carbón, con lo cual se anticipó a las posteriores explicaciones del proceso
cíclico de la vida animal y vegetal.
Lavoisier fue asimismo un destacado personaje
de la sociedad francesa de su tiempo. De ideas moderadas, desempeñó numerosos
cargos públicos en la
Administración del Estado, si bien su adhesión al impopular
Ferme Générale le supuso la enemistad con el revolucionario Marat. Un año
después del inicio del Terror, en mayo de 1794, tras un juicio de tan sólo unas
horas, un tribunal revolucionario lo condenó a la guillotina.
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